El Gobierno de Gabriel Boric ha puesto en marcha este miércoles un plan de acción ante una eventual nueva ola migratoria tras el triunfo asignado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Nicolás Maduro en Venezuela y el cierre de su embajada en Chile determinado por el líder chavista luego de que no reconociera su reelección. La decisión, calificada por la Administración de izquierdas de “vergonzosa e incomprensible”, es especialmente sensible para el país sudamericano ya que deja a la deriva a los más de 700.000 venezolanos que residen en el territorio chileno, según el Ministerio del Interior. El Ejecutivo ya está en conversaciones con países vecinos y el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, viajará este jueves a dos puntos de la frontera norte, donde están desplegadas las Fuerzas Armadas, para reforzar el control de ingreso de extranjeros sin papeles.