¿Se imaginan la felicidad de los vecinos de un lugar escondido en medio de la montaña al recibir la luz por primera vez? Esto es lo que vivieron los habitantes de Bajo Pérez de Acosta hace exactamente dos años, un día de mayo como hoy. 

Para muchos de nosotros, la luz eléctrica es algo tan cotidiano que ni siquiera lo pensamos. Desde que nacimos, hemos estado iluminados por bombillos. Pero, ¿qué fue lo que sucedió en Bajo Pérez?

Gracias a una inversión de 130 millones de colones por parte de Coopesantos, más de 130 personas en esta comunidad finalmente tuvieron acceso a la electricidad. Este cambio ha transformado sus vidas de maneras inimaginables. Ahora, en Bajo Pérez aseguran que pronto otra comunidad, La Guaria de Dota, también tendrá acceso a este servicio esencial.

En una era donde la electricidad es indispensable para vivir, algo tan sencillo como lavar la ropa, refrigerar alimentos para que no se echen a perder, preparar café en minutos, e incluso escuchar música para bailar, ha sido una bendición para los habitantes de Bajo Pérez. Estas actividades, que para muchos son más que básicas, se han convertido en un motivo de celebración.

Hoy, los vecinos de Bajo Pérez de Acosta celebran dos años desde que la electricidad llegó a sus hogares. Este aniversario marca no solo un cambio en sus rutinas diarias, sino una mejora significativa en su calidad de vida. La llegada de la luz ha permitido que estas familias puedan disfrutar de comodidades que antes solo podían imaginar.

Esta es una historia de progreso y esperanza, un recordatorio de cómo la electrificación puede impactar profundamente a una comunidad.

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