El caso de Franco Vargas, un joven soldado conscripto de 19 años que murió el pasado 27 de abril durante un ejercicio realizado durante el cumplimiento de su servicio militar en la localidad de Putre, en la región de Arica y Parinacota, a 2.160 kilómetros al norte de Santiago de Chile, ha reabierto el debate sobre la formación que reciben estos soldados en el país sudamericano. Los acontecimientos ocurridos en la Brigada Motorizada N° 24 Huamachuco de la VI División de Ejército, que terminaron con fuerte denuncias de parte de los conscriptos por eventuales maltratos físicos y psicológicos de parte de sus superiores, han sido discutidos en una nación que posee un sistema de reclutamiento obligatorio, pero que recurre cada vez más a la voluntariedad.