Si bien existen ciertas cosas que, supuestamente, atraen la buena suerte, como que una ‘vaquita’ de San Antonio se pose sobre uno, también hay otras que provocan todo lo contrario; una de las más famosas es derramar la sal, de ahí la importancia de apoyar el salero sobre la mesa y no pasarlo de mano en mano.
Leonardo da Vinci pintó en su obra La Última Cena a Judas Iscariote derramando sal sobre la mesa como una señal de su traición a Jesús. ¿Por qué?
La superstición sobre la sal tiene un origen muy real. En la Antigua Roma, este mineral era un bien escaso y valioso que, incluso, hasta se utilizaba como moneda; por eso, que se volcara la sal era un símbolo de derroche. A su vez, con el tiempo, el significado de la sal derramada del pueblo romano se unió a la concepción de otras culturas, desde los egipcios y asirios hasta los griegos, en las que volcarla era visto como un mal augurio que requería un acto de contrición para evitar consecuencias desfavorables.
De esta manera, como antídoto, realizaban un breve ritual: arrojar un puñado de sal sobre el hombro izquierdo, supuestamente para cegar al demonio y protegerse de la mala suerte que acechaba su hogar durante varios días. Pero, ¿por qué no sobre el derecho? Según la creencia cristiana, el demonio solo se sienta del lado izquierdo.
En el budismo también sostienen esta práctica –aunque no se fijan demasiado sobre qué hombro lo hacen-; pero lo hacen luego de un funeral, para evitar que los espíritus los rodeen y entren a sus casas.
De acuerdo con el judaísmo, la sal tiene un gran poder contra las entidades malignas y la energía negativa. En la antigüedad, se consideraba que las casas estaban llenas de demonios y que un poco de sal derramada en los rincones podía ayudar a sacarlos de sus escondites. Esto tiene relación con la idea espiritista de que los fantasmas quedan atrapados en los rincones, al igual que la energía negativa en el feng shui.
Aunque para algunas culturas occidentales el derrame de sal es sinónimo de mal augurio y ruptura de amistades, para otras, como la china y la japonesa, la sal tiene un significado positivo. En China se cree que la presencia de la sal ahuyenta a los espíritus malignos, mientras que en Japón se utiliza en el teatro para protegerse de las malas acciones de los espíritus, rociando el escenario con este mineral.
El simbolismo detrás del derrame de sal revela las complejidades de la mente humana y la diversidad cultural. Para algunos, es un testimonio de la fragilidad de la suerte y de la importancia de protegerse contra las influencias negativas. Para otros, es una oportunidad para desafiar las supersticiones y encontrar significados más positivos y esperanzadores en los símbolos cotidianos de la vida.