LYON (de un enviado especial).– Uno de los desafíos de Javier Mascherano como entrenador del seleccionado olímpico es armonizar las diferencias que se veían en los ensayos (confiables variantes ofensivas y dificultades defensivas) y armar, con la mayor perspicacia posible, el rompecabezas en un certamen que no tiene al bicampeón vigente (Brasil), pero sí a Francia, claro. El equipo argentino, reforzado por tres mayores de 23 años como Julián Álvarez, Nicolás Otamendi (capitán) y el arquero Gerónimo Rulli, finalmente mostró entusiasmo en París 2024, pero con altibajos, inestable fluidez en la circulación y pimienta en cuentagotas durante la etapa de grupos (una derrota y dos triunfos, este último por 2-0 ante Ucrania). Se clasificó para los cuartos de final, que era el objetivo. Pero no le alcanzó para ganar su zona y se medirá con la selección anfitriona, justo cuando las relaciones entre argentinos y franceses atraviesan un momento de máxima sensibilidad. El desafío, con morbo, será el viernes, en Burdeos, desde las 16 de nuestro país (cinco horas más en Francia).

“Seguramente habrá hostilidad. Si es así, jugará su papel, pero como dije después de lo que pasó contra Marruecos: nos centramos en jugar al fútbol, que es lo que podemos controlar. Y todo el resto no depende de nosotros. Ahora, a descansar, sobre todo después de jugar tres partidos durante seis días en horarios inhumanos”, expresó Mascherano, antes de dejar el estadio del Olympique Lyonnais, donde la Argentina también le había ganado a Irak (2-1). El clima fue extremo: 36 grados. Cuando el DT se refiere a Marruecos es por el partido del bochorno, el que abrió el fútbol en estos Juegos Olímpicos. Vale refrescarlo: la Argentina perdía 2-0, llegó al 2-2 en el decimosexto minuto adicionado del segundo tiempo, se suspendió el match por las agresiones del público africano y el gol de Cristian Medina se anuló una hora y media después luego de que los jugadores tuvieran que salir ¡otra vez! al campo de juego.

Vaya paradoja: aquel gol anulado al mediocampista boquense terminó siendo clave en la definición del grupo. Marruecos cerró su participación en la zona goleando 3-0 a Irak. Así, marroquíes y argentinos terminaron igualados en puntos (6), diferencia de gol (+4) y tantos a favor (6), entonces se resolvió el liderazgo por el desafío entre ambos. La Argentina celebra haber llegado, al menos, a los cuartos de final de los Juegos Olímpicos por primera vez en dieciséis años (Pekín 2008; obtuvo el oro), pero no pudo evitar a Francia, que es uno de los máximos favoritos, junto con España y el equipo albiceleste. “De Francia vi pasajes de los partidos: juega 4-3-1-2, en ataque, con (Michael) Olise de mediapunta, con (Jean-Philippe) Mateta y (Alexandre) Lacazette arriba. Obviamente son jugadores que tienen mucha jerarquía”, describió Mascherano. Sin embargo, también advirtió: “Es un equipo que intenta jugar, pero que también se descuida a la hora de defender y a través de eso buscaremos la mejor forma de atacarlos”. El cuerpo técnico, los jugadores y el resto de los integrantes de la delegación nacional (entre ellos, el presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia) saben que los espera un partido de alta tensión y clima enrarecido.

Luego del partido papelonesco frente a Marruecos, la AFA se quejó de la organización del Comité Olímpico Internacional (COI) y, en un “reclamo de carácter formal a la Comisión Disciplinaria de la FIFA”, solicitó los tres puntos del encuentro ante los africanos, entendiendo de antemano que la entidad madre del fútbol no le daría lugar, pero con la intención de hacer ruido y marcar presencia con miras a lo que pudiera suceder en el futuro. ¿Cómo qué? Un partido de eliminación directa contra el anfitrión, por ejemplo.

Francia se presenta como un verdadero peligro. Cerró su grupo, el A, con puntaje perfecto, goleando 3-0 a Nueva Zelanda, en una sofocante Marsella. Es la primera vez que la selección olímpica completa su fase de grupos con tres éxitos. Dirigido por Thierry Henry, el equipo galo ostentó solidez y oportunismo en ataque, anotando siete goles y sin recibir ninguno en su valla. El estadio de Burdeos, llamado Matmut Atlantique, fue inaugurado en 2015 y tiene capacidad para 42.000 espectadores (se estima que quedará gente afuera). Este martes, cuando finalmente quedó definido el cruce entre la Argentina y Les Bleus, los portales y la televisión francesa empezaron a hablar de inmediato sobre lo que podrá pasar en la ciudad portuaria del sudoeste, una suerte de capital del vino.

La traumática salida de Leo Messi de París Saint-Germain, la final del Mundial de Qatar 2022, el festejo vulgar de Dibu Martínez al recibir el premio de mejor arquero de la Copa del Mundo, la detención de los rugbiers franceses en Mendoza por una acusación de abuso sexual y la inaceptable canción futbolera cantada por los campeones de la Copa América y difundida en Instagram por Enzo Fernández, fueron un estruendo en la rivalidad entre argentinos y franceses. No hay nadie, prácticamente, en esta porción europea, que mire hacia otro lado cuando argentinos y franceses se cruzan en un evento deportivo. Los Pumas 7s padecieron silbidos y abucheos en el Stade de France, en el arranque de París 2024. Otros atletas también fueron fustigados, aunque en menor medida. Los sucesos desafortunados y las reacciones políticas a partir del “caso Enzo Fernández” elevaron el clima de las relaciones diplomáticas: por ello también se produjo la visita del presidente Javier Milei a Emmanuel Macron, en el Palacio del Elíseo, en un gesto para aplacar las aguas agitadas.

“Cuando hay cuestiones en las tribunas, pensamos en nuestras familias, que nos vinieron a ver. Esperemos que no pase nada como en el primer partido, que fue vergonzoso y no le hace bien al fútbol”, expresó Ezequiel Equi Fernández, que, a diferencia del partido frente a Irak, en el que anotó un golazo y pese a ello se fue del estadio con paso rápido y sin hablar, esta vez sí se acercó con amabilidad a la zona mixta. “Más allá de lo que pase, nosotros estamos preparados para cualquier ambiente y el rival que nos toque. Es un torneo en el que tenés que estar preparado en todos los partidos porque todos son equipos difíciles. Se siente el desgaste al final de los partidos, es complicado con el clima, está pesado, pero también el rival lo siente y con nuestra jerarquía tenemos que sacarlo adelante. Estamos bien, nos falta un poquito de suerte de mitad de cancha para adelante, porque creamos situaciones”, añadió el jugador que estaría por cerrar su traspaso de Boca a Al-Qadisiyah de Arabia Saudita, en una operación que rondaría los 15 millones de dólares. “¿Cómo vengo manejando el tema de mi futuro? No, bien… Yo trato de mantener la mente acá, de eso se está encargando mi representante, no sé si está todo cerrado, pero nada… estoy enfocado acá”, añadió el Equi.

Así como el capítulo 60 del clásico Novak Djokovic vs. Rafael Nadal, en el Philippe-Chatrier, fue un obsequio inesperado en París 2024, no hay choque futbolístico de selecciones con más pimienta en la actualidad que la Argentina ante Francia. Los europeos, todavía perturbados por Qatar 2022, buscarán un desquite al menos a nivel olímpico, como locales y con el sostén del público en su favor. Las manos de los protagonistas ya empezaron a sudar…

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