MSc. Henry Álvarez/ Consejero familiar y matrimonial, conferencista.
Luis Sandrini fue un actor argentino que filmó 78 películas, extraordinario. La última de ellas, se llamaba ¡Qué linda es mi familia!
Cuando él filmaba esa cinta, se empezó a sentir mal, tenía como dolores en el pecho y su director Ramón Ortega le decía que si quería suspendían la filmación hasta que él se repusiera. Y él solía decirle a Ortega:
Y la terminó, él grabó la última escena, y cuando todos los que están detrás del set, aplaudían y celebraban, él cayó y tuvo que irse en ambulancia a la clínica. Murió 6 días después por un derrame cerebral que se convino, se coordinó con un paro cardiaco, y decía su esposa:
Era increíble que la muerte lo sorprendiera justamente cuando él estaba trabajando en lo que más le gustaba. A mí también me gustaría morir haciendo lo que más me gusta, lo que amo hacer esto mismo que estoy haciendo ahora con ustedes.
Como le dijo Dante Gebel a su papá:
Lo mismo que dijo Dante Gebel, diría yo también:
Me gustaría morir intentando hacer lo que amo, lo que me gusta, que es esto, enseñar, predicar la Palabra de Dios, inspirar, motivar, ser un canal de Dios donde fluya el consejo de Dios a los matrimonios y familias de este país.
La pasión por vivir no es lo mismo que ganarse la vida, ganarse la vida es lo que uno hace por un salario, y el gran error de muchos es que comienzan persiguiendo una pasión y luego terminan conformándose con un salario, con un sueldo.
Uno puede edificar una vida o puede ganarse la vida, simplemente, edificar una vida es muy diferente a estar ganándose la vida y trabajar por un salario. Cuando uno trabaja por un salario, uno va sepultando las más profundas pasiones debajo de las responsabilidades; o sea, la pasión queda por allá abajo, y arriba todas las responsabilidades cotidianas.
Una mujer llamada Agnes sintió el llamado al ministerio cuando era adolescente, ella tenía solo 3 centavos, y hablo con sus superiores y dijo:
Y le responden:
Esa mujer luego ganó el premio Nobel de la Paz y fue conocida como la madre Teresa de Calcuta.
Y a ella le preguntaban también:
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