Hace 10 años, el mando de la retaguardia del ejército israelí —encargado de dar instrucciones a la población civil en caso de guerra o catástrofe natural, a raíz de los misiles que el líder iraquí, Sadam Husein, lanzó contra el país en la Guerra del Golfo— acordó crear un sistema para enviar alertas a los teléfonos móviles en una zona, sin necesidad de tener descargada su aplicación o contar con cobertura, como en otros países. Este domingo, por fin, la ha activado en modo de pruebas. Esto ocurre en un país en máxima tensión ante la represalia, anunciada por Irán y sus aliados, al doble asesinato la semana pasada del número dos de la milicia libanesa Hezbolá, Fuad Shukr, en su feudo de Beirut y del líder de Hamás, Ismail Haniya, en pleno Teherán. Israel solo reconoce el primero; pero muy pocos dudan de su autoría en el segundo.

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